¿Como superar una ruptura amorosa y como saber si tengo un problema?
En los ultimos tiempos, la concienciacion y la lucha contra los estigmas que pesan sobre los problemas de salud mental han llevado a que muchas personas busquen la atencion adecuada a sus malestares. Sin embargo, la tendencia tambien puede llevar a una dificultad para distinguir cuando una determinada situacion constituye un verdadero trastorno psicologico.
Tal es el caso de procesos como el duelo tras la perdida de seres queridos o de relaciones amorosas; se trata de una experiencia que sin duda causa un intenso dolor, pero que es completamente universal. Recientemente, se ha propuesto que existe un ‘sindrome de abstinencia emocional’ que seria una version patologica de este proceso, pero sus fronteras conceptuales no estan en absoluto claras.
“Es lo normal para la mayoria de las personas”
Asi lo explica a 20minutos Maria Such de Lorenzo-Caceres, psicologa del Centro Cuarzo – Psicologia Cientifica: “El concepto de ‘sindrome de abstinencia emocional’ es una etiqueta que parece circular en las redes bajo la que se trata de aglutinar las manifestaciones psicofisiologicas normales propias de una ruptura emocional. Pero desde el punto de vista de la psicologia y la medicina, no seria una entidad definitoria valida. Ni tiene utilidad diagnostica, ni es un constructo que cuente con apoyo empirico”.
Para entender por que, debemos atender al significado preciso de los terminos. “En primer lugar, por la propia definicion de lo que es un sindrome: un conjunto de sintomas y signos que tienden a aparecer juntos de forma consistente y que resultan distintivos respecto al grupo con que se comparan (y que no necesariamente causan enfermedad, aunque puedan predisponer a ella). Las manifestaciones que se incluyen bajo esta etiqueta son las normales y habituales para la mayoria de las personas cuando se enfrentan a una ruptura. Y esto nos lleva al segundo motivo por el que no resulta un termino correcto: porque ya existen otras definiciones mas adecuadas para este proceso emocional”.
Asi, puntualiza, “de tener que ponerle un nombre, estariamos hablando de un ‘duelo‘ que aunque coloquialmente se circunscribe a la perdida por fallecimiento, en realidad es una forma de denominar a aquellas emociones, pensamientos y comportamientos que surgen y se mantienen durante un tiempo tras un cambio brusco en la relacion con alguien (o incluso algo) con quien manteniamos un vinculo de apego”.
“El duelo sirve para encajar lo vivido en nuestra historia”
“¿Son los cambios que se producen tras una perdida incomodos, estresantes, incluso desconcertantes? Si, pueden serlo, aunque sean una reaccion psicologica normal”, reconoce Such. De hecho, desarrolla, cumplen con una funcion relevante para nuestro bienestar: “el dolor, la tristeza y la añoranza que aparecen, junto con el resto de ‘sintomas’, tienen la funcion de hacernos ralentizar nuestra vida un poco; de buscar refugio y apoyo en nuestro entorno, de encontrar el tiempo para procesar lo vivido (tanto la relacion como la ruptura posterior) y darle un ‘hueco’ en nuestra historia”.
“Ver los vinculos como una adiccion es incorrecto”
“Por eso”, prosigue, “no creo que sea positivo hablar de ‘sindrome’: porque en la buena intencion de tratar de poner una etiqueta a un fenomeno, se pasa por patologizar o destacar un proceso que, en realidad, es normal y comun a todos los seres humanos. Hablar de un ‘sindrome de abstinencia’ en la ruptura de relaciones y vinculos es verlos como una adiccion, lo que es incorrecto; asemeja el dolor y la incomodidad de la perdida con fenomeno clinico, y sinceramente opino que eso solo añade confusion e incluso temor a quienes se duelen en una ruptura y piensan que no podran superarla”.
Esto no quiere decir que, en algunos casos, el proceso de superacion de una ruptura no pueda volverse singularmente dificil, mas de lo que podriamos considerar comun. “Si que es cierto que este estado de malestar puede ser particularmente intenso en algunas personas, o puede generarles un sufrimiento que viven como abrumador, lo que suele dar lugar a la puesta en marcha de comportamientos y recursos que, con el fin de reducir o evitar dicho malestar, acaba empeorandolo o alargandolo en el tiempo”, dice la experta.
“Las personas con apego inseguro tienden a sufrir mas”
Y es que ciertas personas podrian ser mas vulnerables ante este tipo de situaciones. “Hay algunos indicadores que suelen relacionarse con una mayor dificultad para tolerar y sobrellevar las rupturas y las perdidas en las relaciones significativas”, comenta Such. “Uno de los principales es el estilo de apego: tanto el propio como el de la otra persona”.
“El apego es la capacidad y necesidad de establecer vinculos emocionales con otros desde que nacemos”, continua. “Es una funcion fundamental para nuestra supervivencia, ya que la vinculacion es lo que nos permite, al principio de nuestra vida, sobrevivir estimulando en otros respuestas de cuidado y afecto. El como se va estableciendo dicho vinculo, es decir, como los adultos del entorno (particularmente, los cuidadores principales) responden tanto a nuestras necesidades fisiologicas como emocionales cuando somos bebes y niños, permite que desarrollemos una interiorizacion sobre como es el mundo y como somos nosotros frente a ese mundo: si es un lugar seguro, si la gente es buena, si mis necesidades probablemente seran cubiertas, si dichas necesidades y su expresion seran tenidas en cuenta y atendidas; si yo soy querible, aceptable, importante, valido…”.
“Se ha observado que las dinamicas de apego que vivimos en nuestra infancia tienen un rol fundamental tanto en la configuracion de nuestra personalidad como en la forma de relacionarnos con otros que mostraremos a medida que crecemos; especialmente, a la hora de vivir vinculaciones potentes, con una alta carga emocional y de intimidad”, añade. “Por eso, las personas con estilos de apego mas inseguros parecen tener una tendencia a sufrir mas, con interpretaciones como que las rupturas constituyen abandonos o rechazos de su persona y estrategias de regulacion emocional mas dificultosas”.
“En los casos mas intensos, donde la perdida pasa por generar una sintomatologia mas aguda y persistente, comportamientos mas extremos y un mayor sufrimiento, si que podria decirse que estamos ante un cuadro psicopatologico y valorar, incluso, un perfil de personalidad mas desajustado (y que, seguramente, tenga una historia de vivencias similares, e igual de dolorosas, en el pasado)”, apostilla.
“Puede ser recomendable pedir ayuda a un profesional”
Estas instancias mas extremas, y poco frecuentes, pueden manifestarse en la forma de conductas preocupantes o arriesgadas: “Abandono patente del autocuidado, el ocio o las relaciones sociales, intensificacion significativa de las emociones (tristeza, vacio, apatia, ira…) o comportamientos potencialmente de riesgo (abuso de sustancias, descuido de la integridad fisica y/o emocional propia, intentos desmesurados y poco ajustados de recuperar la relacion, o busqueda frenetica de otras relaciones, sexo sin precauciones, autolesiones, ideacion o intentos de suicidio…)”, cita la psicologa como ejemplos.
“Es duro y lleva un tiempo, pero no es el fin de nuestra persona”
Por eso, “cuanto mayor sea el sufrimiento que percibe la persona, y mayor sea la afectacion o interferencia (observable o percibida) en su vida diaria, mas motivos existen para sospechar de la presencia de un proceso psicopatologico, de una dificultad notable para gestionar la ruptura o la perdida de la relacion, y por tanto mas importante puede ser pedir ayuda profesional”.
En el resto de los casos, no obstante, el afrontamiento puede ser diferente. “No se puede hablar de tratamiento cuando consideramos que no es un proceso patologico. Lo indicado, entonces, seria tener paciencia y que los demas tengan paciencia con uno mismo: permitir el duelo, aceptar las emociones que nos despierta una perdida, tener presente que es un proceso de adaptacion por el que nadie desearia pasar, pero que forma parte de la vida. Es duro y lleva un tiempo, pero que no significa el fin de nuestra persona”.
“Lo que mas ayuda es validar sus emociones”
“Es recomendable que la persona mantenga, en la medida de lo posible, sus rutinas habituales. Dicha rutina aporta estabilidad en un momento donde las emociones ‘no acompañan’. Tambien que cuide especialmente de sus momentos de ocio y descanso y de aquellas actividades que le resultan relevantes o significativas, que esten en linea con sus valores y su proyecto de vida”, recomienda en estas situaciones Such. “Y, por supuesto, que no se trate de una psicopatologia no impide pedir ayuda profesional o un apoyo especifico a modo de consulta o acompañamiento”.
A veces, la otra persona de la antigua pareja puede ayudar a llevar este proceso. “Para la otra parte, las medidas a observar dependeran de los terminos concretos de la relacion y la ruptura. Una buena pauta puede ser respetar sus emociones y sus tiempos, y no tomar decisiones (sobre todo si suenan ‘extremas’ o con consecuencias importantes) en momentos en que las emociones desagradables tienen una intensidad elevada”, prosigue la experta.
De la misma forma, el entorno es vital. “Lo que mas ayuda es validar sus emociones y sus experiencias: lo que siente, sufre o manifiesta la otra persona es valido. Tambien estar disponibles en la medida de nuestras posibilidades: ayudar a la persona a mantenerse activa, entretenida, ofreciendole planes y actividades incluso aunque no siempre pueda o quiera participar de ellos. Dandole tiempo, nada de ‘un clavo saca otro clavo’”, concluye.
Fuente: www.mmmedicalpr.com